Hoy traigo a Vida entre Vinos a Norrel Robertson, alguien muy especial, que me gustaría que conozcas un poco más.
Tuve la oportunidad de asistir a una cata coordinada por él hace unos años y me impresionó la ilusión que demostró por el mundo del vino.
El conocimiento ya se le supone a un Master of Wine, pero la dedicación, la humildad y la cercanía no son tan habituales entre personas que han llegado a un estatus tan alto en este mundo.
Por eso, aprovechando una pequeña oportunidad, he querido presentártelo. No he encontrado mejor manera que pidiéndole que me conteste algunas preguntas sobre él, su trabajo y sus proyectos futuros.
Estoy convencido de que no te va a dejar indiferente.
Entrevista a Norrel Robertson MoW
Norrel Robertson
Estudiaste Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la Universidad de Aberdeen y sin embargo, trabajas en el mundo del vino. ¿Podrías decirnos, cómo y cuándo empezó a atraerte este mundo?
Era muy perezoso cuándo salí del colegio en Escocia. En aquella época, no estábamos tan encaminados como lo estamos hoy día y estudiaba una combinación de letras y ciencias en el instituto.
Tuve ofertas para estudiar Química, Biología y Políticas. Opté por la última.
Mientras estudiaba en Aberdeen, trabajé como comerciante en una tienda de vinos (Oddbins). Me gustó la experiencia y me apunté “full time” cuando acabé la carrera en 1991.
Después de unos años vendiendo “fine wine” en Edimburgo y Londres, trabajé en compras, desarrollo de nuevos productos, etc. en varias empresas británicas. En aquella época, en 1996, saqué el WSET diploma como mejor estudiante escocés. Decidí entonces apuntarme al Master of Wine como un reto personal.
Después de una temporada dedicándote al comercio del vino, lo dejaste, trabajando en varias bodegas de tres continentes. Sin duda eres un hombre inquieto, pero ¿qué buscabas cambiando tanto de lugar de trabajo?
Al principio era pura energía y la atracción que sentía por aprender cómo se elabora vino en distintos países era muy fuerte.
Fueron ciclos de trabajar 3 ó 4 meses en el hemisferio sur y otros 3 ó 4 en el hemisferio norte cada año. Aprendizaje fundamental, empezando como peón y trabajando en el campo o en la bodega.
Eran climas distintos, escalas de producción variadas, uvas distintas. Cada proyecto y cada bodega con su particular concepto de elaboración y su sentido del terruño. Cuando eres escocés y naces fuera del mundo del vino, hace falta mojarse más.
Después de eso, vino el acceso al Máster of Wine y posteriormente estudios de enología en Nueva Zelanda, para acabar en Calatayud, dónde haces tus vinos. ¿Qué has encontrado en esta tierra para centrar ahí tu proyecto personal?
Paisaje aragonés
Calatayud es un sitio fascinante. Siempre ha sido un punto estratégico en la península Ibérica y para mi trabajo también lo es.
Tiene un clima privilegiado, una riqueza de geología y suelos súper diversos y sobre todo unos viñedos de garnacha con unas posibilidades tremendas.
Tengo entendido que eres defensor de las variedades autóctonas, sin embargo en alguno de tus vinos utilizas uvas poco habituales e incluso parece que con la marca del vino estuvieras llamando la atención de alguna organización. ¿Podrías explicarnos esta aparente dicotomía?
Estamos hablando de Dos dedos de frente, un vino elaborado con Syrah y un pelín de uva blanca, apenas un 4%.
Efectivamente es una variedad no permitida por nuestra zona. Nunca entendí por qué no se autoriza esa variedad y de ahí me vino la inspiración de la marca del vino
El trabajo para acceder al Instituto de Máster of Wine de Fernando Mora se centra en una clasificación de parcelas de Campo de Borja. Los vinos parcelarios son una tendencia que se está propagando con fuerza por toda España. ¿Crees que realmente estamos preparados para hacer una división como ésta en tan poco tiempo?
Sí, completamente.
El concepto de vinos de pueblo, paraje o parcela permite que en los vinos se expresen esos viñedos singulares.
A nivel de consumidor, creo que existen clientes que quieren ver eso. De hecho, ya tienen costumbre de comprar y beber vinos de otros países que suscriben el concepto.
Tenemos que comenzar a desarrollarlo y defender el patrimonio del viñedo español. Por otra parte, ya hay grandes ejemplos de este tipo de vinos en España, como Espectacle o Las Beatas, entre otros muchos.
En Gredos, los elaboradores de vinos de Garnacha se han unido en una asociación de elaboradores, para tratar de defender el potencial y personalidad de sus vinos.
En la zona norte de Aragón, estamos viendo también que se producen vinos de Garnachas viejas de muy buena calidad, pero tal vez no se está haciendo el mismo esfuerzo de asociación o promoción. ¿Veremos algo similar en Calatayud o Campo de Borja?
Ya está en marcha. Mondo Garnacha es una organización en la que participamos Fernando Mora, Jorge Navasques y yo, que pretende divulgar la calidad de las garnachas de Aragón, ya sean de Borja, Calatayud, Valdejalón, etc.
Gredos se caracteriza por la sierra. En Aragón también tenemos el Sistema Ibérico que marca el carácter de las garnachas de aquí.
Puede ser que el éxito de Gredos tenga que ver con el carácter extremo de los viñedos. Es decir, visualmente llama la atención la casi imposibilidad de la viticultura de montaña, en muchos casos.
En Aragón tenemos mucho en común: altura, continentalidad, viñas viejas. Todo eso hay que mostrarlo en los vinos.
Garnacha aragonesa
verdad es que prácticamente todos los nombres de tus vinos me hacen sonreír, pero creo que detrás de “La Multa” hay una anécdota simpática. ¿Podrías compartirla?
La inspiración de “La Multa” vino de mis primeras horas en España, justo después de aterrizar con mi familia.
Llegando a la gasolinera 103, me multaron por exceso de velocidad. En mis primeros años en España, recibí unas cuantas multas más y este vino era una forma de recuperar los fondos que se llevaba el Estado.
Todas mis marcas y vinos hablan de mis experiencias personales.
En tu trabajo como asesor vinícola estás influyendo en un buen número de bodegas. ¿No crees que esto puede dejar en zonas muy diferentes una especie de “sello personal”, que enmascare las características de la zona del vino?
Espero que mi sello personal permita mantener la identidad de la zona dónde estoy trabajando. Es decir, que se respete el terruño y saque vinos originales, limpios y frescos a la vez.
Si el enólogo impone demasiado y la ideología de elaboración supera y enmascara las características de la zona, algo está fallando.
Mi consejo es muy distinto en cada sitio donde trabajo, ya sea España, Chile o Sudáfrica. Para mí, no hay recetas en la elaboración. Cada zona y campaña son diferentes.
Ya para terminar, me gustaría que nos contaras cuáles son tus proyectos futuros. ¿Si dispusieras de tiempo y libertad para hacerlo, en qué zona te gustaría elaborar un nuevo vino?
Nuestro futuro proyecto es terminar de plantar unas 10 hectáreas más de viñedo en Villarroya de la Sierra.
Tenemos unas 15 hectáreas de garnacha de entre 50 y 100 años de edad. A pesar de utilizar prácticas que favorecen la longevidad, tenemos que rejuvenecer el viñedo.
Hemos encontrado un sitio en altura, súper fresco del que creo que vamos a sacar vinos muy singulares en el futuro.
Con más tiempo, me encantaría hacer cosas en Portugal. Tienen una diversidad de castas y unas posibilidades vinícolas, que me llaman la atención.
¡Grande Norrel! Tuve el placer de conocerlo en persona hace unos años en una visita fugaz por Salamanca y me encantan sus vinos marcados por una clara personalidad tanto de castas como de elaboración y así lo he plasmado también en mi blog con varios post en los que he comentado sus vinos y uno “monografico” -¿puedo hablar de mi libro? ;)-.
Buen artículo Vicente. Soy de los que hay que dar a conocer no sólo los buenos vinos, sino los buenos “viñadores”, y Norrel lo es.
Hola Mario
Tu puedes hablar de lo que te venga en gana. Ya había léido tus artículos sobre Norrel. Si quieres enlazarlos, estás en tu casa.
Sin duda Norrel es un extraordinario viñador y una muy buena persona.
Un abrazo
Vicente Vida