La Ribera del Duero es, sin lugar a dudas, una de las denominaciones de origen más importantes de España. A pesar de su corta vida, se ha hecho hueco en las mesas de los aficionados a este mundo apasionante… y de los no tan aficionados.
Las personas a las que no les va la acidez de algunos Riojas y prefieren vinos más estructurados, encuentran entre los tintos de la Ribera vinos de su agrado.
Ya decía que es una región joven, pero… ¿no te gustaría saber hacia donde van sus vinos?
Últimamente se han manifestado algunos elaboradores que están rompiendo moldes con vinos algo más ligeros, que parecen más de moda en la actualidad. Vinos que pueden ser más bebibles y ligeros.
¿Rompen con la tipicidad de la zona?
¿Serán buenos para aumentar opciones y deben convivir con el hasta ahora “monolítico” tinto de la Ribera?
Para formarme una opinión con base, he trasladado a algunos apasionados por el vino las preguntas.
¿Me acompañas a leer sus respuestas (publicadas por orden de recepción)?
Majuelo típico en la Ribera del Duero
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Jesús “Vino Gómez”
Jesús “Vino Gómez”
Jesús es un buen amigo y compañero de catas. Sumiller especializado recientemente en vinos del marco de Jerez.
Me encantan los artículos de su blog relacionados con una de sus zonas favoritas, el Loira.
Veamos sus respuestas.
Recientemente, en la Ribera del Duero conviven dos estilos de tintos:
Unos caracterizados por aromas de intensidad media/alta de fruta negra, acompañados de notas de café y balsámicos, con acidez media/baja y mucho cuerpo a cuerpo medio. Cuerpo y estructura definen bien a este estilo de vinos, que se vienen elaborando desde el nacimiento de la denominación de origen.
Otros con aromas de intensidad media, en los que la fruta negra combina con la roja, con acidez media/alta y cuerpo medio. Vinos que tienen una cierta semejanza con los Ródano del norte o los vinos del Loira. Son vinos que huyendo de los excesos de la extracción y la madera han saltado hacia un estilo casi opuesto y se autodefinen, en ocasiones como “la nueva Ribera”.
- ¿Cuál de estos dos modelos te parece que mantiene una mayor tipicidad? ¿Piensas que uno de los dos modelos debe prevalecer o deben coexistir los dos?
Siendo honesto, creo que los dos estilos deberían prevalecer.
Sin embargo y respondiendo con franqueza, el primer estilo que comentas, el de la concentración y la predominancia de la crianza sobre el carácter primario de la fruta no me gusta nada. Pienso que, bajo ese manto de excesivo maquillaje, se esconde en ocasiones, un trabajo en la viña pésimo.
Por supuesto, respeto al publico que es más proclive a ese estilo, aunque no lo comparto ya que finalmente se enmascara la esencia de la viña y el suelo de donde proviene, haciendo un vino de carácter globalizado. Bajo mi punto de vista, el segundo estilo respeta más la tipicidad de la zona.
Continuando en la Ribera del Duero y si comparamos con La Rioja, se ve que es una denominación de origen en la que las corrientes innovadoras son mucho más raras.
- ¿Cuál piensas que es la razón de este relativo inmovilismo? ¿Tal vez las innovaciones se producen en mayor medida fuera del control de la denominación, como por ejemplo bajo la etiqueta de VT Castilla y León?
Los consejos reguladores muchas veces encorsetan la libertad de los elaboradores, empujándoles en bastantes ocasiones, a elaborar fuera del amparo de la D.O.
El inmovilismo se puede deber también a, que si así les va bien y venden, ¿por qué cambiar?. Yo soy partidario de “desencorsetar” en la medida de lo posible, ciertas reglas que impiden que las D.O se enriquezcan de diversidad, pero sin perder tipicidad.
Mario Estévez “El Baranda”
Mario Estevez
Mario es uno de los blogueros de vinos en español con más antigüedad. Su “blog del bon vivant” es de visita obligada para los aficionados al vino.
Es además líder del enolobby charro.
Sus respuestas estoy convencido que serán muy interesantes y reveladoras.
Recientemente, en la Ribera del Duero conviven dos estilos de tintos:
Unos caracterizados por aromas de intensidad media/alta de fruta negra, acompañados de notas de café y balsámicos, con acidez media/baja y mucho cuerpo a cuerpo medio. Cuerpo y estructura definen bien a este estilo de vinos, que se vienen elaborando desde el nacimiento de la denominación de origen.
Otros con aromas de intensidad media, en los que la fruta negra combina con la roja, con acidez media/alta y cuerpo medio. Vinos que tienen una cierta semejanza con los Ródano del norte o los vinos del Loira. Son vinos que huyendo de los excesos de la extracción y la madera han saltado hacia un estilo casi opuesto y se autodefinen, en ocasiones como “la nueva Ribera”.
- ¿Cuál de estos dos modelos te parece que mantiene una mayor tipicidad? ¿Piensas que uno de los dos modelos debe prevalecer o deben coexistir los dos?
La verdad que hablar de tipicidad tiene sus riesgos puesto que habría que definir en principio qué se entiende por ella: peculiaridad de la uva, del suelo, del clima, …
Creo que hoy en día no puede ser un tema más abierto, partiendo de la premisa de que la intervención humana siempre es imprescindible en la elaboración de un vino y, por ende, plenamente influenciable en el resultado final.
Consideremos que la tipicidad está en que se manifiesten más directamente las características de la uva o del terruño. En ese caso, está claro, desde mi modesta opinión, que los vinos que se centran en la sobreextracción y en una mayor carga de crianza, sobre todo en madera nueva, serían los que menos tipicidad tendrían. Serían más “típicos” aquellos que intentan reflejar más los “orígenes” del vino (fruta, mineralidad,…).
Sobre la convivencia de ambos modelos, en realidad no reflejan nada más, ni nada menos, que las distintas formas de elaborar un vino. Unos volviendo a los orígenes, manteniendo un proceso lo más natural y menos invasivo posible, y otros que que se apoyan en técnicas y avances tecnológicos que consideran válidos para la elaboración de un tipo de vino. Este último, en cierta forma, se ha asentado en gran parte de los consumidores finales.
Esto mismo pasa en otros paises como Francia o Italia en los que coexisten distintos métodos de “entender” el vino.
Con todo hay que reconocer que, como elaboradores, en la actualidad somos el “Nuevo Mundo” dentro del “Viejo Mundo”. Esta es la Europa vinícola de hoy y de ahí el excelente momento que vive la viticultura española en la actualidad.
Continuando en la Ribera del Duero y si comparamos con La Rioja, se ve que es una denominación de origen en la que las corrientes innovadoras son mucho más raras.
- ¿Cuál piensas que es la razón de este relativo inmovilismo? ¿Tal vez las innovaciones se producen en mayor medida fuera del control de la denominación, como por ejemplo bajo la etiqueta de VT Castilla y León?
Sobre las razones del inmovilismo creo que un mercado que responde bien a ese tipo de vino y puntuaciones de los distintos “gurús” que influyen claramente en el consumo. En definitiva, ¿para qué cambiar si el producto está bien valorado por la “críticia” y bien recibido por el consumidor?
Para algunos, entre los que me encuentro, las elaboraciones de Goyo García Viadero, Alfredo Maestro, Jorge Monzón e Isabel Rodero, etc.,… nos hacen sentir que en la Ribera del Duero empieza a sentirse un soplo de aire fresco, por cierto, imparable e impagable.
No en vano, algunas de las bodegas “clásicas” de la Ribera del Duero, ya están empezando a incluir en sus porfolios vinos elaborados bajo los nuevos parámetros y así cubrir también esa cuota de mercado que, sin duda, está creciendo.
En mi blog he hablado sobre vinos que van en la línea expuesta:
Tao Platón (Enólogo y aspirante a Master of Wine)
Tao Platón
Coincido con Tao en muchas de las catas que se organizan en Madrid. Si le veo en una sala, tengo la seguridad de que el evento va a ser interesante.
Es enólogo. Ha trabajado en zonas tan dispares como la Ribera del Duero, Borgoña y Nueva Zelanda. En la actualidad elabora vinos en Península Vinicultores.
Tiene el diploma WSET y está trabajando para conseguir el título de Master of Wine.
Como ves Tao une ciencia y pasión. No te pierdas sus respuestas.
Recientemente, en la Ribera del Duero conviven dos estilos de tintos:
Unos caracterizados por aromas de intensidad media/alta de fruta negra, acompañados de notas de café y balsámicos, con acidez media/baja y mucho cuerpo a cuerpo medio. Cuerpo y estructura definen bien a este estilo de vinos, que se vienen elaborando desde el nacimiento de la denominación de origen.
Otros con aromas de intensidad media, en los que la fruta negra combina con la roja, con acidez media/alta y cuerpo medio. Vinos que tienen una cierta semejanza con los Ródano del norte o los vinos del Loira. Son vinos que huyendo de los excesos de la extracción y la madera han saltado hacia un estilo casi opuesto y se autodefinen, en ocasiones como “la nueva Ribera”.
- ¿Cuál de estos dos modelos te parece que mantiene una mayor tipicidad? ¿Piensas que uno de los dos modelos debe prevalecer o deben coexistir los dos?
Creo que los dos estilos que mencionas (aunque quizá yo los describiría de distinta manera) tienen tipicidad de Ribera del Duero y por lo tanto pueden y deben coexistir. Si uno toma un buen ejemplo de cada tipo puede encontrar un núcleo frutal y estructural que los liga a la Ribera. Dentro de ese núcleo cada elaborador busca su interpretación, pero eso no desvirtúa la tipicidad.
Donde sí hay un gran problema de tipicidad es en los rosados, que era el vino que salvó la viña de la Ribera junto con las cooperativas y que hoy busca un sitio que no encuentra. Ahí sí es muy difícil encontrar una identidad de lugar entre tanta imitación provenzal junto con los más parecidos a los antiguos claretes.
Continuando en la Ribera del Duero y si comparamos con La Rioja, se ve que es una denominación de origen en la que las corrientes innovadoras son mucho más raras.
- ¿Cuál piensas que es la razón de este relativo inmovilismo? ¿Tal vez las innovaciones se producen en mayor medida fuera del control de la denominación, como por ejemplo bajo la etiqueta de VT Castilla y León?
Es muy difícil que una zona tan reciente y mucho más pequeña como Ribera del Duero pueda aguantar una comparación con Rioja.
Ninguna zona española por historia podría (El Marco juega en otra liga).
Pero sí creo que hay un buen puñado de proyectos con mucho sentido, tanto clásicos como más “innovadores” (como tú dices). Además tengo mucha confianza en la nueva generación de elaboradores que se van incorporando.
Ribera del Duero podríamos decir que ha “sufrido” una sola generación de elaboradores y ahora se incorpora la segunda, muchos de ellos con ideas frescas y con una interpretación de la zona con muchos más matices que muchos de los viejos “dinosaurios” (con respeto a la mayoría de ellos).
Ribera no deja de ser una zona complicada para innovar: empresas familiares con una línea marcada de la que no necesitan salirse, mucha bodega que fue creada con dinero de la construcción sin una estructura profesional detrás, asesores enológicos anclados en los noventa, mucha viña plantada durante el boom de alrededor del año 2000, la maldita herencia del “Ribera roble” en el que toda madera de dudosa calidad es buena para maquillar una mala uva… solo una zona con tanto potencial como Ribera del Duero podría sobrevivir estos últimos 20 años a ese ritmo.
Respecto a los vinos amparados bajo la etiqueta VT Castilla y León, no creo que sea la salida para aquellos que buscan innovar, sino es más debido a que son proyectos que incorporan uva de otras zonas del Duero (Mauro, Galia, Alfredo).
Quizá podría haber una DO paraguas que tenga sentido por la naturaleza del Duero y sus afluentes: Toro, Ribera, Cigales, Valtiendas, etc. tienen algo en común. Y luego denominaciones más específicas.
Pero es que en VT Castilla y León conviven la Mencía de Ponferrada con la Prieto Picudo de León, la Tempranillo de Arlanza y la Tinto Fino de Ribera. Algún día crearemos DOs que no estén basadas en limitaciones administrativas.
Yolanda Ortiz de Arri
Yolanda Ortiz de Arri
He tenido la suerte de contar con Yolanda una vez más para el Round Up . Su experiencia como periodista especializada en vinos, a la que une el título WSET 3, la hacen una candidata óptima para que conozcas su opinión sobre estos temas.
¿Me acompañas?
Recientemente, en la Ribera del Duero conviven dos estilos de tintos:
Unos caracterizados por aromas de intensidad media/alta de fruta negra, acompañados de notas de café y balsámicos, con acidez media/baja y mucho cuerpo a cuerpo medio. Cuerpo y estructura definen bien a este estilo de vinos, que se vienen elaborando desde el nacimiento de la denominación de origen.
Otros con aromas de intensidad media, en los que la fruta negra combina con la roja, con acidez media/alta y cuerpo medio. Vinos que tienen una cierta semejanza con los Ródano del norte o los vinos del Loira. Son vinos que huyendo de los excesos de la extracción y la madera han saltado hacia un estilo casi opuesto y se autodefinen, en ocasiones como “la nueva Ribera”.
- ¿Cuál de estos dos modelos te parece que mantiene una mayor tipicidad? ¿Piensas que uno de los dos modelos debe prevalecer o deben coexistir los dos?
Creo que es complicado hablar de tipicidad en una denominación del origen que no tiene ni 40 años de vida. El hecho de que haya predominado un estilo de vinos con más extracción y madera durante estos años no quiere decir que esa sea o deba ser la tipicidad de la zona.
Más que elegir entre un modelo u otro, creo que cada productor debe elaborar el tipo de vino con el que se sienta más cómodo, trabajando bien la viticultura y centrándose en conseguir la mejor calidad posible de sus viñas. Si se trata de elegir un estilo, a mí personalmente me gustan los vinos equilibrados y sin excesos de madera, sobremadurez y extracción, pero tanto en Ribera como en cualquier otro lugar.
Continuando en la Ribera del Duero y si comparamos con La Rioja, se ve que es una denominación de origen en la que las corrientes innovadoras son mucho más raras.
- ¿Cuál piensas que es la razón de este relativo inmovilismo? ¿Tal vez las innovaciones se producen en mayor medida fuera del control de la denominación, como por ejemplo bajo la etiqueta de VT Castilla y León?
Seguramente. En cualquier caso, sería interesante ver más gente joven elaborando vinos que reflejen la diversidad de zonas, suelos, altitudes y terruños de Ribera y que la DO se volcara en proteger el patrimonio de viñas viejas —unas 3.000 hectáreas, según se recoge en este artículo de Spanish Wine Lover—, que aportan un carácter diferencial.
Jorge G. Balsera (Sibaritastur)
Mi amigo Jorge también repite participación en un Round Up. Poca presentación necesita Sibaritastur, otro de los decanos de los blogs en castellano.
Su honestidad y conocimiento hacen que sus opiniones sean del mayor interés.
Recientemente, en la Ribera del Duero conviven dos estilos de tintos:
Unos caracterizados por aromas de intensidad media/alta de fruta negra, acompañados de notas de café y balsámicos, con acidez media/baja y mucho cuerpo a cuerpo medio. Cuerpo y estructura definen bien a este estilo de vinos, que se vienen elaborando desde el nacimiento de la denominación de origen.
Otros con aromas de intensidad media, en los que la fruta negra combina con la roja, con acidez media/alta y cuerpo medio. Vinos que tienen una cierta semejanza con los Ródano del norte o los vinos del Loira. Son vinos que huyendo de los excesos de la extracción y la madera han saltado hacia un estilo casi opuesto y se autodefinen, en ocasiones como “la nueva Ribera”.
- ¿Cuál de estos dos modelos te parece que mantiene una mayor tipicidad? ¿Piensas que uno de los dos modelos debe prevalecer o deben coexistir los dos?
No me atrevería a hablar de la “tipicidad” de Ribera del Duero. Desde que empecé en esto del vino, no hace muchos años, siempre escuché que la “tipicidad” eran los que describes en el primer punto. Por lo que me encontraba en copa, así me parecía.
No creo que lo que defina a un vino y/o una zona, sea la estructura, la madurez y la madera, es simplemente es una forma de elaborar pero quizá, tantos años con ese perfil – la generalidad-, se crea que esa es su “tipicidad”. No me atrevo, ni tengo conocimiento suficiente para tener una postura clara.
Desde luego, por gusto, me quedo mas con la segunda definición. Los que más me interesan, los que me satisfacen.
Por otro lado, siendo un territorio tan extenso y con esas características climáticas, supongo que no será fácil conseguir vinos más frescos. Me parece curioso que casi todos los que más me gustan, provengan de las zonas más altas de la ribera (zona de burgos).
Por supuesto que pueden coexistir, es mas enriquecedor y con mayor diversidad para el consumidor. No creo que haya que decantarse por un estilo, en absoluto.
A mí me gustaría que se trabajase en ofrecer vinos de zonas concretas, de parcelas, que reflejasen su procedencia, respetasen la añada y la expresión de lugar o viñedo. Con la mínima intervención (también en bodega). Que no hubiese tanta mezcla de uva, esa es la diversidad, no un estilo homogéneo.
Continuando en la Ribera del Duero y si comparamos con La Rioja, se ve que es una denominación de origen en la que las corrientes innovadoras son mucho más raras.
- ¿Cuál piensas que es la razón de este relativo inmovilismo? ¿Tal vez las innovaciones se producen en mayor medida fuera del control de la denominación, como por ejemplo bajo la etiqueta de VT Castilla y León?
Supongo que cuando las cosas marchan bien, con un determinado estilo, hay que ser muy inquieto para buscar nuevos caminos. Se necesita carácter, osadía y riesgo, eso generalmente lo suele aportar gente nueva y joven.
Creo que el lugar de los viñedos y la denominación político/administrativa, tiene menos importancia que la filosofía del elaborador. No veo eso que comentas. La mayor parte están dentro de las zonas más célebres (mucho mejor para el marketing y posicionamiento de mercado).
Jimmy “Bubbles” (enochalado)
Jimmy Bubbles
Jimmy no sólo es un amigo. Su pasión por el mundo del vino necesita pocos comentarios.
Tampoco sus conocimientos, que quedaron demostrados con solvencia con su tercer puesto en la cata por parejas de Vila Viniteca. Uno de los concursos de cata a ciegas más prestigiosos.
Recientemente, en la Ribera del Duero conviven dos estilos de tintos:
Unos caracterizados por aromas de intensidad media/alta de fruta negra, acompañados de notas de café y balsámicos, con acidez media/baja y mucho cuerpo a cuerpo medio. Cuerpo y estructura definen bien a este estilo de vinos, que se vienen elaborando desde el nacimiento de la denominación de origen.
Otros con aromas de intensidad media, en los que la fruta negra combina con la roja, con acidez media/alta y cuerpo medio. Vinos que tienen una cierta semejanza con los Ródano del norte o los vinos del Loira. Son vinos que huyendo de los excesos de la extracción y la madera han saltado hacia un estilo casi opuesto y se autodefinen, en ocasiones como “la nueva Ribera”.
- ¿Cuál de estos dos modelos te parece que mantiene una mayor tipicidad? ¿Piensas que uno de los dos modelos debe prevalecer o deben coexistir los dos?
No estoy de acuerdo del todo con el segundo modelo. Yo no veo una comparativa clara ni con Ródano ni con Loira. Para mi, independientemente del tema extracción/madera, no hay ninguna similitud con los vinos de esas dos zonas de Francia.
La Ribera del Duero tiene su propia personalidad dadas sus características. Obviamente queremos más finura y “bebilidad” que lo que ofrecen actualmente muchas bodegas de la zona pero para eso la Ribera debe crear su propio modelo.
Continuando en la Ribera del Duero y si comparamos con La Rioja, se ve que es una denominación de origen en la que las corrientes innovadoras son mucho más raras.
- ¿Cuál piensas que es la razón de este relativo inmovilismo? ¿Tal vez las innovaciones se producen en mayor medida fuera del control de la denominación, como por ejemplo bajo la etiqueta de VT Castilla y León?
Esa es una buena pregunta que deberían responder las propias bodegas.
Supongo que, como en otras zonas, hay un gusto adquirido por parte del público general, que hace que las bodegas no quieran perder su cuota de mercado cambiando los estilos de los vinos preestablecidos.
Para mi hay que hablar de manera genérica en este tema, es decir, que cuatro locos (benditos locos) hagan cosas muy diferentes no significa nada, eso no deja de ser algo anecdótico que solo bebemos cuatro enfermos del vino.
Luis Miguel de Blas Serrano (Bodega de Blas Serrano)
Recientemente, en la Ribera del Duero conviven dos estilos de tintos:
Unos caracterizados por aromas de intensidad media/alta de fruta negra, acompañados de notas de café y balsámicos, con acidez media/baja y mucho cuerpo a cuerpo medio. Cuerpo y estructura definen bien a este estilo de vinos, que se vienen elaborando desde el nacimiento de la denominación de origen.
Otros con aromas de intensidad media, en los que la fruta negra combina con la roja, con acidez media/alta y cuerpo medio. Vinos que tienen una cierta semejanza con los Ródano del norte o los vinos del Loira. Son vinos que huyendo de los excesos de la extracción y la madera han saltado hacia un estilo casi opuesto y se autodefinen, en ocasiones como “la nueva Ribera”.
- ¿Cuál de estos dos modelos te parece que mantiene una mayor tipicidad? ¿Piensas que uno de los dos modelos debe prevalecer o deben coexistir los dos?
Me gustan los vinos “elegantes”. Mi definición de un vino “elegante” es aquel que te impregna la boca de placer y que te incita a seguir bebiéndolo. Son vinos equilibrados en los que la fruta, la acidez y salinidad están presentes; te hacen salivar, son largos y persistentes.
La madera debe aportar matices necesarios para dar estructura al vino, pero no destacar por encima de la fruta.
Continuando en la Ribera del Duero y si comparamos con La Rioja, se ve que es una denominación de origen en la que las corrientes innovadoras son mucho más raras.
- ¿Cuál piensas que es la razón de este relativo inmovilismo? ¿Tal vez las innovaciones se producen en mayor medida fuera del control de la denominación, como por ejemplo bajo la etiqueta de VT Castilla y León?
El éxito de un producto viene determinado por su capacidad de adaptación al Cliente/Consumidor y en ese sentido la Ribera del Duero es un ejemplo a seguir.
La Ribera del Duero es una denominación de origen muy joven que ha tenido un éxito arrollador. La tipicidad de su microclima, sus varietales y suelos, unido al buen hacer de sus viticultores, bodegueros y dirigentes la han situado en los primeros lugares mundiales de aceptación. Eso es un hecho.
Con un diagnostico así, la pregunta sería ¿por qué cambiar? Sería necesario evolucionar con el mercado, pero no perder las raíces. La tipicidad de la uva, el suelo y el clima deben estar presentes en los vinos de Ribera.
Estoy convencido que el futuro de La Ribera pasa por la creación de “espacios diferenciados” (8, 10, …?) dentro de la misma denominación, al estilo de Borgoña. Somos una DO muy pequeña pero muy diversa en suelos y en microclimas y esa riqueza debe trasladarse e identificarse en el vino. La Ribera del Duero no es homogénea ni siquiera a nivel de un mismo municipio. Los viticultores saben que en el mismo municipio y dentro de un mismo término, hay parcelas que ofrecen una síntesis más adecuada para la viña que otras y eso hay que explotarlo y trasladárselo al Consumidor
La pregunta plantea una respuesta implícita: “inmovilismo”. No creo que haya inmovilismo en La Ribera del Duero. Hay un buen número de viticultores, bodegueros, enólogos, directivos, … que han evolucionado y ofrecen un producto que refleja su tierra y su personalidad.
Todos esas personas conforman esa “nueva Ribera” que se plantea en la primera cuestión y que va mucho más lejos de lo que se puede conocer.
Quizás la confusión viene determinada por la oferta de las grandes industrias del vino que ocupa el mercado y oculta la realidad de unos profesionales muy inquietos, muy curiosos y comprometidos con la tierra y la viña y que buscan trasmitir al mercado esa realidad diferenciada. Llevará su tiempo, pero es una tendencia que no va a parar.
Buenas Vicente.
He tenido ahora un rato para poder leer este post, que me ha resultado muy ameno.
Ribera del Duero, pues que quieres que te diga, yo soy una persona de mente abierta, y me gustan los riberas de toda la vida, potentes, carnosos, con estructura, pero eso no es óbice para que pueda probar y que ne gusten los nuevos vinos que se están elaborando alli. Los últimos que he probado han sido La Navia la de Viña Pedrosa y Pícaro del Águila, y los dos me han gustado mucho. ¡¡¡ VIVA LA DIVERSIDAD!!!
Hola Victor
Muchas gracias por tu comentario. Estoy de acuerdo contigo en lo bueno de la diversidad, siempre que se mantenga una cierta tipicidad. De lo contrario las DO no tendrían mucho sentido.
Buenos vinos los que has probado.
Saludos
Vicente Vida